La nave Soyuz TMA-14 se lanzó hacia el espacio desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajastán, a las 11:49 GMT y se prevé que se acople a la Estación Espacial Internacional dos días después. "Nos sentimos bien. Todo va bien", dijo el cosmonauta ruso
Simonyi, de origen húngaro y que acumuló la mayor parte de su fortuna desarrollando programas informáticos en Microsoft, viajó en el confinado espacio del Soyuz junto con Padalka y el astronauta estadounidense Michael Barratt.
En un puesto de observación próximo a la plataforma de lanzamiento, su mujer de 28 años, la sueca Lisa Persdotter, se echó a llorar y abrazó a sus familiares cuando el cohete cruzó el cielo y desapareció gradualmente de la vista.
Sus amigos, incluyendo el cofundador de Microsoft, Paul Allen, descorcharon botellas de champán y gritaron cuando los altavoces de Baikonur anunciaron que el despegue había tenido éxito.
Un portavoz del control ruso dijo que el cohete llegó bien a su órbita prevista. "Todo va bien", afirmó.
Simonyi, que pagó un total de 60 millones de dólares para su segundo viaje al espacio, ha dicho que colgará su traje espacial después de esta travesía. "No puedo volar por tercera vez porque
Se espera que regrese a la Tierra el 7 de abril junto a Michel Fincke, comandante estadounidense de la actual expedición, y el ingeniero de vuelo ruso Yuri Lonchakov.
"Tiene un gran espíritu, está muy emocionado. Se siente un privilegiado de poder ir al espacio de nuevo", dijo a Reuters Eric Anderson, presidente y consejero delegado de Space Adventures que organiza los viajes espaciales.
Rusia ha asumido la mayor parte del traslado de tripulaciones y material a la EEI desde que el transbordador espacial de EEUU Columbia se desintegrara al regresar a la atmósfera en 2003, muriendo sus siete tripulantes.
Un responsable de la industria espacial rusa dijo a Reuters que dos turistas espaciales podrían viajar en 2011, pero no dio más detalles.
Space Adventures admitió que el negocio se ha visto afectado por la crisis mundial. "El número de millonarios se ha reducido a la mitad", dijo Anderson, añadiendo que sin embargo la demanda para los viajes espaciales parecía estar estable por ahora.
"Es algo a muy largo plazo", dijo. "Uno no se despierta un día y decide ir al espacio".
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